(09/04/14)
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Luis Antonio Vidal
Los engaños de Meche y Amalia
En aquel tiempo –como
dicen los sacerdotes en misa- del priato omnipotente, resplandecía una
recurrente política de sumisión ante el gobernante en turno.
Cuando el Presidente
de la República asistía a un Estado en gira de trabajo, el gobernador le rendía
pleitesía con un discurso acartonado, lleno de elogios, aplausos, confeti y todo
aquello posible para su imaginación… sí, hasta eso.
Era la forma de
endulzar los oídos al mandamás de este país para agradecer “su invaluable apoyo
para el progreso de esta tierra”.
Se replicaba esta
lambisconería cuando el gobernador era recibido por los presidentes municipales.
La política y los
tiempos cambiaron. Por desgracia, esos fingidos vítores persisten, cual cuento infantil
donde los disfraces para toda ocasión se sacaban de un baúl.
Dos damas con talento
de sobra reconocido vinieron a Villahermosa de visita y quisieron replicar ese
estilo del viejo PRI, diciendo aquí todo está bien.
Ellas son la
secretaria de Salud, Mercedes Juan,
y la diputada federal, Amalia García.
En sus visitas,
pronunciaron discursos con falsos argumentos, cuya consecuencia social es una
imaginaria silbatina del respetable, al referirse a una realidad inexistente.
Hace unas semanas,
la doctora Juan encabezó en la capital
de este estado una reunión con el gobernador Arturo Núñez y con funcionarios del sector salud.
En plena crisis del
sistema estatal de salud, con hospitales en ruinas y sin medicamentos, la
funcionaria de Enrique Peña se
aventó la puntada de aplaudir al gobierno de Tabasco “por la notable
recuperación del sector salud; y alcanzar estándares que lo ubican como ejemplo
nacional en distintos rubros”.
Se atrevió a decirlo
justo cuando médicos organizados elaboraban un documento de protesta contra la
dependencia de Juan Filigrana, porque
no tienen recursos económicos, humanos ni materiales para desempeñar su trabajo
con dignidad.
Quizá doña Meche
habrá recibido la consigna de dar un espaldarazo al sector salud de Núñez, aún en
el estado de coma donde permanece este paciente ya declarado en artículo
mortis.
Si esa fue la
instrucción presidencial, entonces la cumplió a cabalidad, pero se le pasó la
mano, al evidenciarse ignorante ante lo evidente: Tabasco está en crisis en
salud y quién sabe si tenga cura.
Vil zalamería para
endulzar los oídos del gobernante, aunque en radio, prensa y televisión local
los tabasqueños bramen todos los días por no encontrar remedio a sus enfermedades.
No es la única.
El pasado lunes la
diputada federal Amalia García
mintió durante su ponencia en el foro organizado por el Instituto de
Administración Pública de Tabasco.
Ahí, la zacatecana
recetó este dato: qué bueno que este gobierno brinde oportunidades a las
mujeres. El 40 por ciento de los espacios en el gabinete legal y ampliado son
ocupados por mujeres destacadas, capaces, bla, bla, bla.
Si doña Amalia
revisa el gabinete local, deberá disculparse con los asistentes a este evento.
Sólo una muestra: en
el gabinete legal, de 19 posiciones, sólo tres son ocupadas por mujeres, es
decir, el 18.75 por ciento.
Tampoco nadie le
informó que de los cuatro cambios realizados por el gobernador en titulares de
Secretarías, tres han sido mujeres y ninguna fue promovida a un cargo mejor: una
renunció (Mónica Fernández) y las
demás fueron despedidas (Eloisa Ocampo
y Marta Patricia Jiménez).
A doña Meche y a
doña Amalia no las engañaron. Esa zalamería sólo tiene como origen una petición
expresa del beneficiado con fines de propaganda política para encubrir la
realidad social.
O alguien se burló
de ellas aprovechando su buena fe o se pitorrearon sarcásticamente de los
tabasqueños con una dosis de perversión digna de la Antología de Humor Negro de André
Breton.
A diferencia del
tiempo del PRI poderoso, estos halagos no brotaron por sumisión, sino por zalamería.
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