(29/06/2015)
Vector X
Luis Antonio Vidal
¡No salga general, no salga!
Entre
el clamor popular de ver su cabeza rodar en el patíbulo, Audomaro Martínez se aferra con dientes y pezuñas al cargo de
secretario de Seguridad Pública.
Un
día sí y el otro también, el edén se desangra por una incontrolable violencia, desatada
en gran medida por la ineficacia del jefe de la policía estatal.
Ante
tanto demonio suelto hombres de negocio, profesionistas obreros, campesinos,
vaya, todos, se persignan al empezar la jornada. La muerte llega de todas
partes.
El
general no tiene toda la culpa de este furioso despertar de la delincuencia en
Tabasco, pero estorba –y mucho- para devolvernos la paz al terruño.
Estorba
y alcahuetea a los pillos. No mueve un dedo. No se siente su autoridad. No es bragao, describen sus subalternos.
Todos
los días, el aún secretario asiste puntual, a las nueve de la mañana, a la
Quinta Grijalva para informar al gobernador Arturo Núñez las novedades en el frente de batalla.
Y
nunca tiene noticias halagadoras. Van ganando los maleantes. Si acaso un
raterillo aprehendido y hasta ahí.
La
mañana del pasado 18 de junio, varios periodistas nos entrevistamos con el
gobernador Núñez en la residencia oficial.
Antes
de entrar a la casona para iniciar el encuentro, algunos nos encontramos de
frente con don Audomaro. Iba camino a su cotidiano reporte.
Vestido
con una elegante filipina blanca y documentos en mano, nos saludó con entusiasmo
y hasta con alegría, según percibí.
- -Ya casi no se le ve, general – curioseó uno
de los periodistas.
- -Es mejor así, guardadito –respondió-. Así estoy bien, discreto, sin asomar la
cabeza.
- -Pero a veces es necesario que se le vea- le
replicó con palabras afiladas el también reportero.
- -Quizá, pero sólo voy de mi a casa la oficina
y de ahí no salgo ni a la esquina- atajó el general.
En
ese instante, interrumpí la charla con un irónico revire:
- -Sí general, mejor no salga… ¡no lo vayan a
asaltar!
Los
compañeros soltaron carcajadas, mientras el recomendado de Andrés Manuel vio en
la mofa la oportunidad para despedirse:
-Son
tremendos, nos vemos luego- soltó apresurado, con poco sentido del humor.
Minutos
más tarde, en una prolongada charla de sobremesa, el gobernador Núñez confirmó
a los periodistas su preocupación por la seguridad. Hoy, aceptó, ese tema le
quita el sueño.
¿Sabrá
don Audo el tamaño del daño político que le ocasiona su jefe? ¿Habrá contado el
número de muertos que lleva a cuestas?
En
este Tabasco bajo fuego, el general se esconde y los ciudadanos recurrimos al
único que nos escucha y protege: Padre nuestro que estás en el cielo…
Sígame en twitter: @vidal_38