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Luis Antonio Vidal
Son pobres, dales una
despensa
De repente, Villahermosa se
colapsó con marchas y plantones.
No se resolvieron a tiempo y con
oficio dos conflictos sociales que, como siempre sucede, terminan por
convertirse en problemas políticos.
O mejor dicho, se atendieron con desprecio
y desdén al ciudadano.
A los afectados por el pozo Terra
123 en Oxiacaque les machucaron los dedos con la puerta cuando buscaron que
Pemex les pagara sus daños.
Carlos Morales Gil, mandamás en
PEP, les soltó: tendrán una despensa y ya veremos si les reparamos la escuela,
le pavimentamos una calle o le pintamos el parque.
Confórmense, les dijo en pocas
palabras, con una despensa, porque no hay dinero para pagarles sus vacas muertas
ni sus cultivos quemados…y háganle como quieran.
Para qué son pobres y habitan tierras
ricas.
El gobierno del Estado también
aportó su grano de desdén. Dobló las manos y expresó su beneplácito con la decisión
dictada por Emilio Lozoya.
Con el mismo rasero midió la
autoridad estatal a las familias inundadas por el frente frío número 20.
Les dio una despensa y punto. Se acabó.
No hay más, que alivien su dolor con alimentos enlatados. Pónganse a secar sus
casas y a ver cómo le hacen para comprar de nuevo sus pertenencias.
Con una despensa por familia,
Pemex y el gobierno estatal atendieron los reclamos de los tabasqueños. De ahí
que el fruto de esa miopía reventara en Villahermosa con plantones.
Sólo se entiende esa visión
cuando la política está al servicio de la plutocracia y a los pobres sólo les avientan
desperdicios.
Pues dirán los gobernantes: que
se jodan, para qué son pobres; que se conformen con una despensa y ya.
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