viernes, 20 de diciembre de 2013


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Luis Antonio Vidal

Diputados y sus millas premier

Viajar es uno de los placeres que más disfruta el ser humano.
En los políticos, los viajes se convierten en un delicioso hobby naturalmente patrocinado con cargo al erario y la dolce vita es más dulce aún.
Qué mejor manera de disfrutar del mundo que, además de no poner dinero de la bolsa propia, hacerlo con honores y privilegios diplomáticos.
Así gozan nuestros diputados de esta hermosa costumbre sin aportar un solo peso de su rechoncha dieta.
Y se da en todos los partidos, de todos colores y sabores. 
Los diputados federales tabasqueños sí saben ser viajeros frecuentes y han extendido sus alas a Europa, Asia, Sudamérica y hasta paradisiacas islas donde se recrean las pupilas con diminutos bikinis.
En 2012, Nelly Vargas, legisladora tabasqueña por Movimiento Ciudadano, inauguró los viajes internacionales. En París saludó a la Torre Eiffel y se codeó con la crème et nata de los parlamentos del mundo.
La misma Vargas paseó por Medellín, Colombia, meses más tarde.
Juan Manuel Fócil, perredista defensor de la resistencia civil, turisteó en Burdeos, para participar en una comisión de desarrollo metropolitano (sic).  
Juan Francisco Cáceres y Gerardo Gaudiano también acumularon miles de millas. Uno panista y otro perredista. Viajaron a Seul, Corea del Sur, para asistir, vea usted “en el lanzamiento de los trabajos para la preparación del Séptimo Foro Mundial del Agua”.
En pocas palabras, con dinero del pueblo disfrutaron de la bella Seúl sólo para comprar souvenirs y coleccionar postales.
Le cuento también: meses más tarde, el mismo Cáceres se fue de pata de perro a la República Dominicana; Claudia Elizabeth Bojórquez a Sao Paulo, al igual que Antonio Sansores.
En total, 8 diputados federales del PRD por distintos estados asistieron al Foro de Sao Paulo con resultados desconocidos.

Luego, para reponerse del cansancio, Sansores se dio un caribeño paseo por La Habana a otro encuentro.
Podrán argumentar los diputados en su defensa que andan en busca de conocimientos y experiencias “para servir mejor a su patria”. Eso está a discusión. Llevan más de un año cobrando como legisladores y no se ha visto que muevan un solo dedo para mejorar Tabasco, a excepción de Gaudiano que medio se salva del patíbulo.

Del  panista Cáceres sólo se conocen sus declaraciones contra los gobiernos federal y estatal; nada aporta a la dignificación de la política… o peor, por la simulación de su verborrea.  

Ni imaginarse que el Gobernador Arturo Núñez viaje al extranjero a tratar asuntos de Estado. Imposible, so pena de soltar la jauría de estos vividores del presupuesto para descalificar su afrenta de gastar dinero del pueblo en tiempo de crisis.

Pero ellos, los diputados federales, sí pueden darse ese lujo. Viajar y viajar con una dieta de 75 mil pesos mensuales que nadie se las cree, con 45 mil pesos para asistencia legislativa y 28 mil para atención ciudadana.


Beben y beben con cargo al presupuesto, sin que nadie se los recrimine, porque para eso son representantes de un pueblo que se muere de hambre para pagarles sus lujos.

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