(20/01/14)
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Luis Antonio Vidal
El fin del mundo y el PRI enmascarado
Algunos predicadores
del evangelio, que se dicen profetas, anuncian que se acerca el fin del mundo.
Y ya les estoy
empezando a creer.
Eso del calentamiento
global ha desordenado toda lógica. Las cataratas del Niágara se congelan; en Rusia
construyen casas de cabeza; un mexicano gana el Globo de Oro y quizá hasta un
Oscar; los policías se convierten en secuestradores; los maestros en
pandilleros; el Cruz Azul ahora viste de rojo y ¡hasta el América es la base de
la selección nacional!
Nada de esto es
normal.
Las escopetas se
quedaron sin municiones y los patos tomaron las armas, como en Michoacán.
Otro ejemplo: el PRD
tabasqueño se pronuncia ahora a favor del cobro de la tenencia, y el PRI, junto
con el PAN y un tutifruti de demócratas de nuevo cuño, patalean para que el
gobierno elimine ese impuesto. Qué locura.
Pero no sólo eso. Tenemos
en Tabasco un gobierno surgido del PRD, donde no gobiernan perredistas. Vino
sin uvas y chocolate sin cacao, diría José
Pagés.
Aquí se gobierna con
políticas de centro, neoliberales, edición corregida y aumentada de ese viejo
PRI que la mayoría de la gente le hace fuchi.
Sin perredistas
Si los fundadores del
PRD pensaron que al ganar la elección del 2012 habría de gobernar la ideología
política de su partido, se equivocaron.
Los integrantes más
importantes del gobierno de Arturo Núñez
no pertenecen a ese partido.
De 15 cargos políticos,
sólo tres son militantes del sol azteca, es decir una quinta parte de
posiciones que tienen que ver con la planeación y ejecución de las políticas
públicas.
Únicamente Raúl Ojeda, Mónica Fernández y Rodolfo Lara
figuran en el gabinete y en el padrón de
militantes del PRD.
Ojeda es perredista de alcurnia, no se junta con la broza, pero es un secretario de Gobierno sin poder, realmente acotado; Fernández es apática en Sedesol; y Lara, un secretario de Educación humillado y vilipendiado por el sector magisterial. Los dos últimos ya tienen pie y medio en Morena.
El resto de los funcionarios, a nivel Secretarías, militaron en el PRI. No pertenecen al PRD, incluso en algún momento lo combatieron, como José Antonio de la Vega y Pedro Jiménez.
Ojeda es perredista de alcurnia, no se junta con la broza, pero es un secretario de Gobierno sin poder, realmente acotado; Fernández es apática en Sedesol; y Lara, un secretario de Educación humillado y vilipendiado por el sector magisterial. Los dos últimos ya tienen pie y medio en Morena.
El resto de los funcionarios, a nivel Secretarías, militaron en el PRI. No pertenecen al PRD, incluso en algún momento lo combatieron, como José Antonio de la Vega y Pedro Jiménez.
No hay tela
La naturaleza de esta
administración, que llegó al poder bajo las siglas del PRD, pero gobierna sin
perredistas, la justifica el gobernador Núñez con el argumento de tratarse de un
gabinete de transición y que pronto cambiarán las cosas para dar paso a la normalidad para la izquierda. Pero no se
ve por donde.
Cuando Núñez empezó a
armar su equipo de funcionarios, se encontró con la triste realidad que al PRD
le sobran activistas y le faltan cuadros con capacidad y talento para gobernar.
Saben tomar calles, hacer plantones, arengar en la vía pública, pero eso de
gobernar no se les da.
Supongo que por más
que tuvo la sana intención de darle espacios a los perredistas de viejo cuño -que
en el 2012 vieron cristalizado su sueño de ganar la gubernatura de Tabasco- se
topó con esa escasez de materia gris finamente pulida.
El nombramiento de Lamoyi, Amet, Filigrana, Valenzuela, Rosario
y Ordóñez lo confirman. Quienes cumplían el perfil, según el mandatario, están
fuera del PRD. Y con la pena, pero a los activistas los mandó a ocupar cargos
de medio pelo para abajo.
PRI enmascarado
El mismo Núñez se ha definido
como un ex priísta, no antipriísta. No es un perredista de origen y tampoco un izquierdista
de ideología. No lo es. Él sabe que milita en el PRD por circunstancias, no por
convicción.
De ahí que la política
social de este gobierno se ejerza más hacia la tecnocracia que al paternalismo
social que caracteriza a los gobiernos de la izquierda y en particular al PRD.
Por la misma razón se
suprimen subsidios, se incrementa el pasaje, suben los impuestos, no se elimina
la tenencia vehicular, se tolera la corrupción y se tortura a detenidos.
La formación política
de los administradores de este gobierno los lleva a planear y ejecutar una
moderna globalización económica (a nivel escala de las finanzas del gobierno),
sin atender como prioridad los programas sociales.
En pocas palabras, hoy
en Tabasco gobierna un PRI enmascarado de PRD, con políticas neoliberales.
Es el mundo de la
ilógica. Los amarillos son tricolores.
Venga Señor, el
Armagedón.
Sígame en twitter: @vidal_38
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